lunes, 30 de agosto de 2010

The Last Airbender

El viernes pasado se estrenó en México The Last Airbender, película basada en la popular serie de animación producida por Nickelodeon: Avatar, The Last Airbender (Avatar, La Leyenda de Aang pa los cuates), la cual este servidor estaba esperando desde el día que se enteró que iban a hacerla. Con todo un saco lleno de expectativas respecto al filme, dirigí mis pasos al cine más cercano donde estuviera subtitulada... y mis pasos me llevaron hasta Reforma (es increíble que el norte de la ciudad está en otra ciudad distinta cuando hablamos de películas subtituladas). Y para no seguir con las quejas, como hablar de los lentes incómodos (porque fui a verla en 3D... ¡oh sí!) y otras cosas que me molestan de algunas personas que asisten a los cines, pasemos de lleno a la película.

El filme narra las aventuras de Aang, la reencarnación del Avatar (el único que puede controlar los cuatro elementos y mantener la paz entre las cuatro naciones: la Tribu Agua, el Reino Tierra, la Nación del Fuego y los Nómadas del Aire), quien había desaparecido misteriosamente hace 100 años, justo cuando la Nación del Fuego inicia una gran guerra contra las demás naciones. Un día, Sokka y su hermana Katara, dos chicos pertenecientes a la Tribu Agua del Sur, lo descubren encerrado en un iceberg. Aang se encuentra ahora en un mundo en guerra, siendo el único sobreviviente de los maestros aire, y sin haber dominado los otros elementos restantes (¡goooei!). Junto a Sokka y Katara, comienzan un viaje para que Aang aprenda a dominar los cuatro elementos y, así, derrote al Señor del Fuego y devuelva la paz al mundo.

La película, dirigida por M. Night Shyamalan (The Sixth Sense, Unbreakable, entre otras), retoma la primera temporada de la serie (Libro Uno: Agua), con lo que podemos esperar las otras dos entregas. El filme tiene algunos pasajes clásicos de la serie que los seguidores identificarán fácilmente, (ALERTA, spoiler a continuación) incluso desde la secuencia inicial; de hecho, los dos últimos episodios del primer libro están plasmados casi intactos (fin del spoiler). La forma en que Shyamalan revive con exactitud ciertas escenas, vestuario y escenografía son dignos de mencionarse. Todos los personajes principales están ahí (es increíble el parecido que tiene Noah Ringer con Aang en casi todos los gestos), incluyendo a Momo, Appa y el Espíritu Azul (los que vieron la serie saben a quién me refiero).

El filme puede llegar a ser difícil de seguir, al principio, para aquellos que no están familiarizados con la serie de animación, y Shyamalan se toma algunas libertades en cuanto a la trama, que seguramente enojará a los puristas, pero sin desvirtuar la historia original. Hay pasajes que a los fans de la serie -posiblemente- decepcionen porque son contados a velocidad luz, pero seamos honestos ¿esperaban ver los 20 episodios en una hora y 40 minutos?
Los efectos especiales son grandiosos (están monónes), y van de menor a mayor conforme avanza la película. Todos aquellos que esperan con ansias ver la tierra-control, el fuego-control, etc., en todo su esplendor no quedarán decepcionados.


Mis apuntes personales:

Pros:
La elección de los actores. A pesar de mis reservas para algunos de ellos, en general logran atrapar la esencia de los personajes de la serie, aunque extraño al Iroh gordito y bonachón.
Los pasajes clásicos de la serie. Recordar es vivir, no digo más para no echarles a perder la sorpresa.
Los efectos especiales. ¡Toma un poco de aire o fuego-control punk! (take some air or firebending punk!)
La secuencia inicial.
Los tres libros. La película te deja con ganas de ver las otras dos entregas... y a Azula (muero por ver a esa pequeña bastarda lanzando rayos a destajo).

Contras:
Katara. No quiero dudar de las capacidades histriónicas de Nicola Peltz, pero dista mucho (y no sólo físicamente) de esa combinación inocencia-carácter-ternura-cojones que posee Katara, hay ocasiones en las que su personaje "flota" y se ve sobreactuada (hay momentos en las que prefiero escucharla narrando la historia).
Ciertos detalles en el desarrollo de la historia. Procura llevar a alguien que haya visto la serie porque, si no, te va a ser difícil entender ciertas cosas del principio del filme. Aparte de que algunas escenas te parecerán un deja vú, no sabrás si las viste porque pasan demasiado rápido.
El humor. No es un punto que altere la historia original pero, si viste la serie animada, extrañarás ver a Aang, Sokka, Appa y a Momo hacer estupideces más seguido.
Los lentes incómodos. Si vas a verla a en 3D prepárate porque será una eterna agonía traer esas porquerías puestas.


A final de cuentas, Shyamalan logra una muy buena adaptación que dejará satisfecho a los fans de la serie, posiblemente hasta a algunos puristas. Aquellos que no conocen la serie pueden entretenerse con una historia diferente y cogerle gusto (que no es lo mismo que coger a gusto, aunque lo que haga en el cine es su pedo). Los que vieron 2033 recobrarán la fe en los cines y no sentirán que les estafan su dinero.

lunes, 16 de agosto de 2010

Yo ero antipatriota (por iniciativa propia)

Recuerdo la primera vez que vi a Javier Aguirre aparecer en mi tele (a unos días de iniciar el Mundial de futbol de Sudáfrica) con un discurso politizado y lleno de sensibilería barata, se trataba de la Iniciativa México, "un proyecto nacional sin precedentes". Después de ver el spot, lo primero que pensé es que sin duda era otro acto de demagogia en todo su esplendor por parte del gobierno federal (con minúsculas para que se note que no le guardo el más mínimo respeto ni credibilidad) y toda la clase política. Ahora nos venden la imagen de Salma Hayek, a quien desde hace algunos años tal parece que le da roña pisar suelo mexicano o recordar sus raíces, hablando de lo mucho que ama a su país (¿de cuándo a acá?), y la tomada de pelo, de trasquilada se convirtió en rapada.

De acuerdo a lo que rezan en los spots estos dos personajes, ejemplos "excelsos" de lo que es un mexicano de corazón, resulta que yo soy un antipatriota por no apoyar la dichosa iniciativa y que, peor aún, no amo a México. Y Salma y Javier tienen razón, soy lo que ellos dicen, los soy porque no le doy credibilidad a una iniciativa que, más que un proyecto, parece una campaña publicitaria al estilo de los valores de Telerisa y Tv Apezta con fines políticos. El bombardeo incesante de anuncios en varios medios de comunicación habla por sí solo: el actual gobierno, la clase política y la alta esfera de empresarios, preocupados por el capital y los monopolios antes que el bien común, buscan -para variar- proteger sus intereses mediante un "proyecto" con el que desean darle atole con el dedo al pueblo. Con esto se busca recobrar la credibilidad en el actual sistema, una credibilidad que ha sido mutilada en varias ocasiones, y que jamás se ha vuelto a conocer desde el 2006.

También resulta risible que, de miles de propuestas recibidas, sólo se seleccionen 20 propuestas de las cuales cinco serán las ganadoras, y que los mexicanos seamos quienes tengamos que decirle al gobierno las necesidades de este país ¿acaso no las conocen o se hacen pendejos? Yo voto por la segunda opción porque es obvio que las más importantes todos las conocemos: salud, educación, seguridad y empleo ¿Cómo piensan que cinco propuestas van a cambiar el rumbo del país cuando la gente en el poder no se ha preocupado por suplir las principales necesidades? ¿Cómo puede esta gente hablar de impulsar proyectos ciudadanos cuando son ellos quienes jamás se han detenido a pensar en el bien común?

Sí, soy un antipatriota porque no creo en Iniciativa México, porque detesto los spots del Bicentenario ¿qué vamos a festejar? ¿que nos cogen y nos dejamos coger? Y porque no amo a mi país, porque este nosequesea de país ya no es México, está secuestrado por el peor crimen organizado que tenemos: la clase política; y mientras sigamos pensando en defender los colores de uno u otro partido, que lo único que logra es que no seamos un pueblo unido, ese grupo en el poder nos seguirá sometiendo con el pie sobre el cuello.

Es cierto lo que dicen los spots "el cambio comienza por uno mismo". Ellos no van a cambiar, no les conviene, pero nosotros sí podemos, y no sólo se trata de ganas, sino de sentir la necesidad de hacer las cosas de forma distinta. Es hora de mandar a la chingada a la clase política y a los medios de comunicación comprados por esos que tienen el poder.