Entre la semana pasada y esta, la SCJN se ha resuelto acerca de la famosa Ley de Radio y Televisión (ley televisa) votada y promulgada por el poder legislativo -los diputados por unanimidad y por la mayoría de los senadores- el año pasado en pleno proceso electoral -donde hubo fraude por cierto-, donde le otorgan un poder aún mayor a los dueños de las televisoras y de las radios comerciales.
La SCJN declaró la invalidez de los artículo 28 y 28-A de la Ley de Federal Radio y Televisión, que permitían a los concesionarios brindar servicios adicionales de telecomunicaciones, sin participar en licitación y sin obligación de pago al Estado y quedaron eliminados el refrendo automático y sin requisito alguno de las concesiones, así como el plazo fijo de 20 años para las concesiones.
Un fallo histórico porque enmienda la sumisión de los otros 2 poderes legales, legislativo y ejecutivo, a un poder real, el poder de los medios, los cuales buscaban perpetuarse con las concesiones que son poder del Estado.
Y lo hicieron en el momento oportuno cuando la contienda electoral estaba en su momento más ríspido y donde todos los partidos fueron al menos pusilánimes ante la posibilidad de hacer enojar al gran poder de los medios.
Ahora lo que les queda a los legisladores es crear una ley que impulse la libertad de expresión PERO que la rectoría del Estado sobre el espectro radioeléctrico este bien cimentada, para evitar eventos tipos Chavez vs. RCTV o madruguetes tipo ley televisa.
El siguiente paso también será blindar al sistema político de tentaciones con respecto a los medios y más específicamente reglamentar la manera en que los medios trasmiten los spots de las campañas, quizá siendo comprados por el mismo IFE, o quizá hasta prohibiendo propaganda electoral en televisión, así la posibilidad de que entes como el consejo consultivo empresarial no metan la mano en algo que no deben.
El falló en cuestión es una chispa de luz en este momentos de oscuridad asquerosamente conservadora.