Hace algunos días, entre el pensar y repensar cómo hacer para explicar el por qué no he 'escribido' en el blog, y los pocos días que le duró el gusto al post que hablaba de dicho tema; estaba en una noche romántica (de esas que hace mucho no tenía) con mi cajita idiota, para reafirmar los años de amasiato. Estaba a punto de declararle mi amor y dependencia incondicionales a la cajita, cuando aparece frente a mí un spot de la "originalísima" serie
Amas de Casa Desesperadas que se estrenará el próximo Lunes en TV Azteca. Me enojé tanto, que la dichosa cajita se quedó a dormir en la sala. Minutos después, le puse el cuerno con la que tengo en mi cuarto (de hecho no pasó nada, la tuve apagada pero no le digan a la de la sala para que se encele).
Ya acomodado en mi camita listo para dormir, y pensando en el disgusto de hace algunos instantes, mi mente recordó los tiempos en que la cajita idiota y yo éramos uno mismo, osease, cuando existían programas realmente entretenidos (y cercanos al 60 ó 70 por ciento de originalidad). Y mi mente voló y voló, recordando e implorando por programas como "Cachún, Cachún, Ra Ra", "Nostalgia", "Alegrías de Mediodía", "Tienda y Trastienda", "Chiquilladas", "Las 13 Preguntas del Trece", "El Chavo del 8", "La Caravana", "Cantinflas Show" (antes que Hannah Barbera le partiera la madre), "El Güiri Güiri", etc.; producciones 100% a la mexicana y que eran, efectivamente, harto entretenidos. Porque, siendo honestos, ¿cuándo fue la última vez que vimos un programa de TV Azteca o Televisa que fuera decente? ¿Cuándo fue la última vez que existió un programa, durante los últimos diez años o más, que no sea una copia, de la copia, de la copia, de la copia, de otro programa?
Normalmente, vivo quejándome de que a Hoollywood se le acabaron las ideas para hacer películas (ahí tenemos los refritos de sus películas y series, y los refritos, muy malos, de películas extranjeras, muy buenas), pues TV Azteca y Televisa han demostrado, en los últimos años, que no cantan tan mal las rancheras al momento de hacer televisión -por llamarle de alguna forma. La programación de estas televisoras, dista mucho de lo que era hace algunos eones. Sí, los tiempos cambian, renovarse o morir, hay que ir a la vanguardia y todas esas cosas, pero el contenido de los programas hechos en México por la casa del Ajusco y la del Periférico, hoy en día, son deplorables. ¿Las causas? Tal vez la falta de escritores, falta de ideas frescas y buenas, o tal vez, posiblemente, sea culpa de ese ser oscuro con tintes de leyenda urbana mejor conocido como el
rating, que se ha convertido, últimamente, en una religión a la que hay que rendirle culto para lograr el mayor número de seguidores.
Los dos monstruos televisivos, han cambiado en contenidos para alcanzar dicho fin: chismes amarillistas,
reality shows, refritos y más refritos (La Niñera, La Fea Más Bella, Aguas con el Muro, Baja Definición -¿se acuerdan de Talk Soup de E! Enterteinment?-, las 30, 000 versiones de telenovelas que se han fusilado, etc.), y programas que, lejos de cualquier ética, se valen de todo método para venderle a la gente el supuesto “al cliente lo que pida”. Lo cierto es que la fórmula es más antigua de lo que nos imaginamos, explotar al máximo una característica que por naturaleza posee el ser humano: el morbo; ésta, parece ser la base de la mayoría de los programas actuales, pues se valen de imágenes y lenguaje bastante explícito para entretener y/o informar, escudándose en el típico “libertad de expresión”, en horarios que se suponen son aptos para todo público –y aún así nos quejamos de que las caricaturas japonesas son violentas.
El público también juega su parte, pues se necesitan dos: uno que haga y el otro que se deje. Nos motiva ver programas donde se gastan bromas de muy mal gusto, saber lo que hacen quién sabe cuantas personas metidas en una casa o los chismes del momento, pero que acapara nuestra atención.
Hace no muchos años (y tampoco en una galaxia muy, muy lejana), el Consejo de la Comunicación lanzó una campaña a favor de la calidad en los medios, en la que se reiteraba al público el derecho a exigir programación y contenidos de calidad -seguramente muy pocos recordamos dicha campaña. Efectivamente, habría que ejercer este derecho a favor de los contenidos para recuperar estas televisoras que alguna vez tuvieron programas decentes y originales.
Para nuestra fortuna, todavía conservamos el poder de decisión, lo que nos permite cambiar el canal, mejor aún, todavía nos quedan algunas opciones (muy pocas, pero opciones al fin), donde podemos disfrutar de noticias, cultura y entretenimiento sin miedo a que aparezcan Niurka, Carmen Salinas, RBD, los 'tomatitos' de la 'Nacademia' o Rosana Nájera tomándonos desprevenidos. "
¿Quién dijo que todo está perdido?"