Mientras los medios y los presidentes Milhouse y Sarkozy se desviven por el caso Florence Cassez, Jacinta Francisca Marcial cumple desde el 2006 una condena de 21 años, suspuestamente por privar de su libertad a seis miembros de la AFI en el poblado de Santiago Mexquititlán en Querétaro. Y si su caso no recibe la misma atención que el de Cassez es porque es pobre, es indígena, y es mujer (desgraciadamente no tan atractiva como Florence para acaparar los reflectores).
Fue hace algunos días cuando el señor Ricardo Rocha (el único periodista comprometido con la noticia en estos momentos en México, si a mí me preguntan) retomó el caso en su columna de El Universal (lea la nota aquí), y el pasado viernes, al principio de la emisión del programa Animal Nocturno, presentó un reportaje que nos cuenta la historia de Jacinta, una mujer indígena (otomí) de 42 años; su aparencia frágil nos hace pensar muchas cosas acerca de ella, excepto que sea la líder de un movimiento de resistencia o una agitadora.
Jacinta, quien habitualmente vendía aguas frescas en Santiago Mexquititlán, fue detenida en agosto del 2006, junto con Alberta Alcántara y Teresa González, y sentenciada a cumplir 21 años de condena. Todo el proceso presentó muchas irregularidades y fue por de más injusto: su juicio fue llevado a cabo en español cuando ella sólo hablaba otomí y le sembraron evidencias (varias dosis de cocaína), por mencionar algunas.
Me resulta increíble, y risible, que una mujer que trabajaba en un tianguis vendiendo aguas frescas pudiera ser una suerte entre Alejandra Barrios y un talibán. Esto demuestra lo podrido del sistema judicial en México, donde el peor crimen que uno puede cometer es ser pobre y, peor aún, ser indígena, mientras que las ratas de 'cuello blanco', los corruptos, los narcotraficantes-magnate-pudientes, los Mouriño, los Marín, etc., hacen y deshacen a este país sin que nadie les ponga un dedo encima.
Más triste resulta ver a un -dizque- presidente que se faja los pantalones por hacer valer las leyes de nuestro país, por una francesita, cuando ni siquiera puede voltear a ver a sus paisanos, que están pasando las de Caín, y meter las manos al fuego por ellos (claro, como se trata de gobiernos panistas, para qué meterle el pie a su compañero). Ciertamente, esto no viene desde este sexenio, pero ¿no se supone que el PAN era el gobierno del cambio? ¿Dónde están todas las promesas de campaña? Milhouse no tiene que responder en 100 días, aún así la vara le sigue quedando muy alta y va peor que el Consejo de Seguridad (si van de la chingada, ergo, el señor del banquito presidencial es lo que le sigue, o yo debo ser un pendejo pesimista).
Jacinta no es Florence, y la segunda debe estar feliz, a pesar de todo, de no ser la primera, porque no tendría todas las atenciones que ahora recibe.
Yo también soy ella, yo soy Jacinta Francisca Marcial.
1 comentario:
Jacinta Francisco lleva ya dos años y medio separada injustamente de su familia. Prácticamente fue secuestrada por las mismas autoridades que supuestamente debían protegerla a ella y al resto de los ciudadanos de la delincuencia. No sigamos permitiendo que sucedan este tipo de infamias en nuestro país. Apoyemos a Jacinta.
I. Por favor, firmen la petición internacional que se le hará llegar a las autoridades federales:
http://www.thepetitionsite.com/1/Yo-Soy-Jacinta-Libertad-Para-Jacinta-Ahora%20
II. Unámonos también a la campaña del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro. Mandemos una carta al ministro responsable de la resolución del amparo que podría liberar a Jacinta, para que sepa que la sociedad está al pendiente de este caso, y que no permitiremos que se sigan violentando los derechos humanos en nuestro país:
http://centroprodh.org.mx/2008/index.php?option=com_content&task=view&id=106&Itemid=1
III. Se creó un grupo en Facebook: "Yo también soy Jacinta". Puede servir como espacio de organización, al menos entre aquellos que disponemos de servicios de internet, así como de difusión de noticias relacionadas con el caso. Por favor, no subestimemos la importancia de las pequeñas acciones.
IV. Bloggeros, articulistas, estudiantes... todos podemos ayudar, dandole difusión al caso, y especialmente a las acciones de apoyo a Jacinta. ¡Pasemos de la indignación a la acción!
HEDR
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