Hace un par de semanas, Telerisa y TV Apesta hicieron gala de su estupidez cuando, fieles a su tradición, se colgaron de los triunfos de los medallistas olímpicos en Beijing. El patrioterismo barato y cursi hizo acto de presencia en ambas televisoras quienes -casi- proclamaron como el Neo-Padre-de-la-Patria a Guillermo Pérez, convirtieron a María Espinoza en la nueva Corregidora, y pintaron de Niños Héroes a Tatiana Ortiz y Paola Espinosa (mamacita). Tal fue la magnitud de tan soez show, que las televisoras dieron fe y constancia de su mediocridad al justificar la incompetencia de la delegación mexicana (con excepción de los medallistas), como si el romper marcas personales y mexicanas, los nervios, las salsas de tomate, y los múltiples pretextos -incluidos los argumentos donde se culpa al 'cochinero' de la CONADE por el pobre desempeño de los atletas mexicanos- en las distintas disciplinas fuera equivalente al oro olímpico. No faltó algún comentarista que, en los relevos 4x100 femenil, se jactara de haber vencido a las chinas en su casa ¿que no se percataron que las chinas quedaron octavas, las mexicanas en séptimo, y que era apenas el primer 'heat' eliminatorio? ¡Chalex!
Apenas habíamos dejado esa vergüenza televisada atrás, que mi cajita idiota estaba feliz de haber sobrevivido a tal agravio y yo tenía un bonito post dedicado a este día tan festivo (já), donde pensaba reflexionar acerca de las diferencias y similitudes del señor del banquito presidencial y un personaje de caricaturas muy famoso entre -nosotros- los contemporáneos (prometo que se los tendré junto con el que quedé a deber acerca del desempeño del deporte nacional). Pero no, ahí no podía parar la masacre de Telerisa y TV Apesta. Y yo, fiel a mi tradición de ser una especie de Grinch bloguero, me encontré con algo peor que un 1° de septiembre, y peor que un pinche informe que seguramente no ha de tener más de media cuartilla de extensión -sin incluir portada, indtroducción, agradecimientos, etc. Así que Play Ball.
Como ya sabemos, el pasado sábado se llevó a cabo una marcha, desde el Ángel de la Independencia al Zócalo, para protestar contra la violencia, la impunidad y la corrupción. La respuesta fue impresionante. Cuando el reloj marcó las 8:30 de la noche, toda la gente se unió para entonar el Himno Nacional formando una sola voz a favor de la seguridad. Hasta aquí vamos bien.
El problema de estas manifestaciones no son los organizadores ni la gente que acude al evento, sino que no falta aquel que quiera colgarse de estos acontecimientos para mostrar su "conciencia" social. Tal es el caso de las televisoras anteriormente mencionadas, quienes más tardaron en pensarlo que en llevar a cabo demostraciones ridículas y llenas de sensibilería barata: chilladera por todos lados, anunciarle al Sol, la Luna y las estrellas que ellos sí fueron a la marcha, cancioncitas cursis para demostrar que les interesa el problema, etc.; todo en horarios estelares y aderezados con su buena ración de patrocinadores. ¿Que no se supone que "lo que haga tu mano derecha que no lo sepa la izquierda"? Se supone.
Es cierto, la inseguridad es un problema en el que tenemos que estar unidos y combatir como ciudadanos y sociedad, pero me molesta el oportunismo con el que Telerisa y TV Apesta convierten cualquier acontecimiento en una verbena popular (tal y como hacen los partidos políticos para adjudicarse cualquier mejora en el país). A mi parecer, hacen perder el verdadero sentido de lo que Iluminemos México realmente significa.
Al "ya basta" que se escuhó el 30 de agosto pasado, agreguémosle otro con una bonita dedicatoria, y un más inspirado recordatorio de progenitora, para esos medios que tal parece que siguen, y seguirán, colgándose de todo suceso que les reditúe de forma alguna ($$$) y rindiéndole tributo al Dios rating. Roguemos por la salvación por sus almas y, si así no lo hicieran, que se pudran en su lodazal por los siglos de los siglos. Amén.
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