A 100 días de la firma del Acuerdo Nacional por la Seguridad (canjeable por una varota muy alta que podrían metérsela los funcionarios por donde jamás las bacterias vieron la luz del día), el Consejo Nacional de Seguridad presentó hoy una evaluación de los avances en la materia (acerca de la seguridad, no acerca de la vara). Y -¡Oh! Sorpresa- nadie renunció. ¿La vara no estaba tan alta? ¿Acaso los funcionarios son unos fregones en materia de seguridad? ¿El compromiso se cumplió? ¿Los 100 días rindieron frutos? ¿Alguien me extrañó por no postear porque mi máquina, que era bella y se volvió peligrosa, se volvió mortal, tan mortal que decidió hacerse el harakiri?
Lo primero que podemos decir es: no, 100 días no son suficientes para entregar resultados contundentes, menos para reducir los índices delictivos.
La sesión sirvió para que los gobernadores, los que tuvieron la palabra, se pararan el cuello con la finalidad de convencer a los demás de que no eran tan pendejos como la ciudadanía sospecha (más que sospecha es una afirmación, pero hoy estoy más optimista y condescendiente con ellos que de costumbre), y se divirtieron de lo lindo presentando datos estadísticos a diestra y siniestra (cuando quiera explotar mi masoquismo con estas armas de destrucción masiva, vuelvo a aparecerme en las mesas de trabajo -que brilla por su ausencia- de prevención de adicciones de IASIS).
Es obvio que los funcionarios y los ciudadanos vivimos en dos Méxicos distintos porque, según los primeros, las estadísticas demuestran que se ha reducido la inseguridad en el país. Tal estadística resulta fácil cuando, por lógica, entre menos denuncias haya, menos delitos se registran en el papelito, y por ende menos delincuencia. Pero, pequeñísimo detalle, cuando el 87% de los delitos no se denuncia, gracias a lo 'práctico' y 'funcional' que resulta pararte en el MP y el porcentaje -muy bajo- de delincuentes que son procesados, no hay que ser matemático -sin el afán de ofender- para darnos cuenta que los números no cuadran (al igual que la cuenta de banco de cualquier político).
El sentir de los mexicanos, y el de las instituciones y representantes civiles que asistieron al evento, es que no hay mejora alguna pues, si revisamos los compromisos que contiene el acuerdo, sólo se ha cumplido la promesa de aumentar el presupuesto para seguridad.
En algo si estoy de acuerdo con los funcionarios: en hacer un llamado a la unidad sin partidismos y que aún falta mucho por hacer (esta última frase la hemos oído tantas veces que podría ser el slogan del Gobierno Federal 2006-2012). Pero también hace falta ejercer acciones y entregar resultados, no sólo estadísticas. Pasarán otros 100, 200, 500, o más días, y ¿seguiremos oyendo la misma cantaleta por parte de los servidores públicos? Cómo dijo María Elena Morera, presidenta de México Unido Contra la Delincuencia (MUCD), al calificar de insuficientes -yo diría casi nulos- los logros alcanzados en estos 100 días: "¿cuántos militares, policías y civiles más van a caer para que se haga justicia y se logre combatir el crimen a fondo?" Olvídense de la vara, si está muy alta; mejor échense el trompo a la uña de una buena vez.
No todo es tan malo, ya vamos a tener wii's para jugar gratis en los "gimnasios virtuales" -marca ACME- (no recuerdo de cuál estado es el 'gober' que se aventó taaaaaan ocurrente puntada).
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